El camino de baldosas amarillas. La construcción de la Educación Social


¡Hoy es un gran día para el blog!, cuento con la primera colaboración de un compañero educador social. El compañero Israel López Marín ha contactado conmigo para colaborar en el blog. Y lo hace con un gran artículo de opinión sobre la necesidad de construir la Educación Social, y más en estos momentos en los que vivimos una pandemia de grandes proporciones y en la que todos jugamos un papel importante. Este artículo reivindica la necesidad de la Educación Social como una herramienta dinamizadora que provoca el cambio y la transformación social. 

Aquí os dejo su artículo. Muy buena reflexión compañero!! 

Este año 2020 nos ha traído capítulos nuevos para el desarrollo histórico de lo que llevamos de
Siglo XXI. Una realidad que parece formar parte de un futuro distócico, antes solo visto a
través del cine de ciencia ficción, que nos sitúa en un umbral de incertidumbre diario que nos
obliga a la improvisación para la consecución de diferentes momentos, todos ellos difíciles y
complejos.

En este instante de incertidumbre, y con la ignorancia de lo que nos deparará el futuro, lo que
si es cierto el horizonte de desigualdad al que nos vamos a ver abocados, si no somos capaces
de impedirlo. Una desigualdad de carácter estructural que, ante grandes tragedias, como la
sucedida, parece cambiar de prisma. Ante un escenario donde la crisis desatada por la
pandemia de covid-19, pronostica el aumento considerable de la pobreza, y la pobreza
extrema, la feminización de la misma, y el debilitamiento de las estructuras y servicios públicos
que se asoman como secuela de la pandemia, es necesario seguir construyendo la profesión de
la Educación Social a través de una identidad sólida y coherente a los tiempos que corren.
Ante esta realidad dinámica y cambiante, de futuro incierto, obviar la construcción que ha
supuesto la cohesión social y la participación de la comunidad en los barrios durante estos
años, es volver a ponerlos contra las cuerdas de fragmentación. Ante esta situación, más que
nunca, es necesario incorporar en cada una de nuestras intervenciones un enfoque
intercultural, una intervención basada en el desarrollo comunitario con base territorial y la
perspectiva de género. Necesitamos una educación que vaya más allá de los aprendizajes
rutinarios, destinados al desarrollo industrial, a la mera eficiencia académica, para hacer
necesario una educación que vaya a las personas. Una educación que nos permita entender la
corresponsabilidad ante la comunidad, ante el contexto. Una educación popular que pueda
dar respuestas a los barrios, y a la diversidad que en ellos conviven. Porque solo ante este
paradigma, podremos avanzar como comunidad, ante la contraposición de las sociedades
atomizadas e individualistas, frutos del neoliberalismo más extremo, que pretender hacernos
competir entre iguales por recursos de carácter público. Es necesario transformar los
contextos, transformar con las personas y para las personas. Es necesario una educación que
entienda que, bajo ninguna condición o circunstancia, pueden ser suspendidos los derechos y
oportunidades de las personas que huyen de la precariedad, y buscan protección. Una
educación que no permita el ataque indiscriminado, machista, clasista, racistas, xenófobo u
homofobo, que tan solo es capaz de destruir relaciones bajo la premisa del odio.

Es necesario más que nunca una educación, la Educación Social, que nos permita construir ese
camino de baldosas amarillas que pueda dar las respuestas necesarias ante tanta pregunta
incierta, ante tanta duda, ante una historia que aún está por construir.

Israel López Marin.
Junio de 2020


De la Educación Social, introducción y bienvenida. – La Nota Social

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