Los retos de la educación social en tiempos de la globalización
La globalización es un conjunto de
procesos que han transformado la manera de vivir de los seres humanos al
planeta. El origen de la globalización está en dos factores relevantes: la
mejora de las comunicaciones (y, en concreto la aparición de la “red”, internet) y la mejora del transporte. Estos dos
factores han roto las dimensiones de espacio y tiempo presentes al planeta y
han tenido y están teniendo importantes repercusiones en los ámbitos económicos, políticos, ecológicos,
culturales,…
En un mundo dominado por un
capitalismo voraz que busca maximizar los beneficios y que ve cualquier barrera
o intento de control por parte de los estados como un inconveniente para hacer
negocio, la mejora de las comunicaciones y del transporte ha permitido aquello
que denominan deslocalizar la producción y abaratar los costes laborales para
las grandes corporaciones industriales y de servicios.
Al mismo tiempo cada día somos más
conscientes que vivimos en esa “aldea global” y que aquello que sucede en un
lugar del planeta tiene repercusión en el resto. La contaminación, los
accidentes nucleares, la deforestación no sólo afectan en aquella región del
planeta donde se producen. Somos cada día más conscientes de que todos los
seres humanos vamos a la misma barca.
La globalización es una realidad de la
cual difícilmente podemos huir pero sí que hay muchas maneras de abordarla.
Los llamados movimientos
antiglobalización luchan por una globalización que tenga en cuenta las personas
y no las deje en manos de las grandes corporaciones industriales, de la selva
del libre mercado que han propiciado las corrientes neoliberales. Reclamamos
“otro mundo donde quepan todos los mundos”.
Y la globalización tiene otra
vertiente no menos importante y es la globalización cultural. Y esta globalización
cultural tiene ciertos aspectos positivos. Nunca en la historia habíamos podido
acceder con tanta facilidad a manifestaciones culturales otros continentes.
Ahora podemos escuchar música generada países muy lejos de nuestro entorno, o comer cocina
tradicional de culturas muy alejadas de las nuestras. Este conocimiento de
otras formas culturales, aunque muchas veces se produce de manera muy
estereotipada, es enriquecedor y favorecedor de la tolerancia. Pero esta
globalización cultural tiene también
aspectos negativos en un mundo capitalista como el que vivimos: una tendencia
general a mercantilizar los productos culturales a lo largo del planeta. El
problema es que no todas las culturas disponen de la misma capacidad económica
para mostrarse al mundo, y esto implica que las manifestaciones culturales de
aquellos países con más poder económico
extienden sus modelos culturales por el planeta. Alguien decía que la cultura
común que tenemos todos los habitantes del mundo son las series americanas o
sus grandes producciones cinematográficas.
¿Cuáles son los retos de la educación
social frente a esta globalización?
En la entrada del Carnaval de blogs
del año pasado afirmaba que las acciones desde la educación social serán positivas para las personas cuando las ayudan a
comprender el mundo, cuando las ayudan a empoderarse. La educación, como decía
Freire, no cambia el mundo, cambia las personas que cambiarán el mundo. La
educación social será garante de los derechos de la
ciudadanía si promueve en las personas la capacidad para luchar por sus
derechos, y para contribuir a una sociedad más justa.
Por lo tanto, la educación social
tiene que ayudar a las personas a abordar la globalización desde una
perspectiva crítica. Y esto quiere decir poner a las personas en la situación
de cuestionar las corrientes neoliberales de pensamiento que se han instalado
de manera sutil en nuestras vidas.
Pero, por otro lado, la educación
social tiene que aprovechar esta globalización para poner en contacto a las
personas con otras formas culturales que desde otros lugares del mundo
promueven valores de solidaridad y de construcción de una sociedad más justa.
Conocer, por ejemplo, las reflexiones de los y de las zapatistas, del
movimiento kurdo o mapuche, es posible hoy también gracias a la globalización y esto supone un
enriquecimiento para todos y todas nosotros habitantes de un mundo occidental
que tiene que aprender mucho de estos movimientos.
Y en esta línea quiero mostrar un
cuento, que me parece precioso, del movimiento zapatista, del Subcomandante Marcos, que seguro que no habría podido
conocer sin ese contacto:
Según nuestra tradición cultural, el
mundo fue creado por varios dioses. Unos dioses muy bailadores, muy
reventadores -también decimos-, que no lo hicieron cabal. Dejaron cosas
pendientes, o cosas que se hicieron mal.
Una de ellas fue que no hicieron a los
hombres y mujeres cabales todos, es decir, de buen corazón. Sinó que se les salió
por ahí algun gobernador, o algún presidente del país, que salió con el alma
mala y con el corazón chueco.
Cuando se dieron cuenta los dioses de
esta injusticia, de que había hombres y mujeres que estaban viviendo a costa de
los demás, quisieron ayudar algo a los hombres y mujeres del maíz, a los
pueblos indios de este país.
Y para ayudarlos les quitaron una
palabra: les quitaron el yo. En los pueblos indígenas, en los de raíces
mayas y en muchos pueblos de este país, la palabra yo no existe. En su
lugar se usa el nosotros.
En nuestras lenguas mayas es el tic.
Esa terminación de tic, que menciona al colectivo o a la colectividad, se
repite una y otra vez. Y no aparece por ningún lado el yo.
(Palabras en tzotzil) “Nosotros no
tememos morir luchando" decimos nosotros. Nunca hablamos en singular. El
tic que se repite una y otra vez en nuestras lenguas, viene a ser como el
tic-tac de ese reloj que nosotros queremos llegar, para ser parte de este país,
sin ser una verguenza para él, una afrenta o un motivo de burla o de limosna.
23 de octubre 2006. Hermosillo. Sonora. SEGÚN CUENTAN NUESTROS ANTIGUOS,
Relatos de los pueblos indios durante la otra campaña
Y para acabar, otra frase del mismo
libro que dicen Ofelia, Doña Rosario
y Doña Helena en el cuento “Un puente femenino en la cultura de abajo" “La
tierra peligra y nos llama, los mayores, los ancianos, los equilibradores de
las fuerzas del mundo, se van más allá, y nuestras lengua y cultura se mueren
con nuestra tierra. Hay que hacernos fuertes con quienes son como nuestro
corazón, aunque otros”.
Y a esto, también esa “otra
globalización” nos puede ayudar.
Carles Monclús
Profesor del CF de Grado Superior de
Animación Sociocultural en el IES Jordi de Sant Jordi de Valencia y del
Departamento de Didáctica y Organización Escolar de la Universidad de Valencia
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