El abolicionismo actual NO es pro-derechos

 Este debate no es de ahora, sino de siempre, pero creo que hay que cuestionar todo argumento que venga del feminismo y de la izquierda institucional.

En primer lugar, el abolicionismo actual (del feminismo y de la izquierda institucional) ha de cuestionarse, pero de manera integral. Tiene sesgos misóginos, racistas,tránsfobos y puramente coloniales. El abolicionalismo actual de la izquierda y del feminismo institucional ignora por completo las voces de las trabajadoras sexuales. ¿Se puede ser abolicionalista y pro-derechos? Yo creo que sí, si abandonamos esos sesgos, que, por un lado es muy difícil, teniendo en cuenta que nos situamos en un sistema capitalista alocisheteropatriarcal donde un modelo de personas son las que ostentan los privilegios (hombre cis blanco burgués que proviene de cualquier país occidental del hemisferio norte). 

El abolicionismo que proviene de la izquierda y del feminismo institucional crea un relato donde el trabajo sexual es calificado como explotación sexual, o un sector donde abunda el tráfico de personas, cuando en realidad los datos nos dicen que en sectores como la agricultura o el sector textil son los sectores donde hay también casos de trata de personas pero están invisibilizados. Esa noticia de El Salto habla de una investigación a nivel europeo que se publicó el pasado 5 de junio de este mismo año realizada por Oxfam Intermón y el Instituto de Estudios Migratorios de la Universidad Pontificia Comillas ha desvelado la situación de las personas migrantes en el sector de la agricultura. Salarios muy inferiores al SMI, situaciones violentas y de abuso sexual contra las mujeres migrantes, acoso laboral, el hecho de no estar dado/a/e de alta en la Seguridad Social... Y en este caso no estoy hablando del trabajo sexual, sino de la agricultura, sector que en el año 2020 fue denominado como esencial, pero que sus trabajadores fueron explotados y en algunos casos puede que se haya usado su situación administrativa como elemento importante para el chantaje. Los trabajos a destajo y las condiciones habitacionales yo creo que todos, todas y todes les compañeres que trabajan en la intervención social con personas migrantes en situación irregular ya las conocen y más si trabajan en las zonas de Huelva y Almería (en Almería están los asentamientos de Níjar, Atochares, Roquetas de Mar, Vícar...). 

Desde la Educación Social debemos cuestionar la corriente actual del abolicionismo y si realmente está aportando algo positivo a la lucha por los derechos humanos cuando esta corriente solo trata de infantilizar e invisibilizar a las trabajadoras sexuales y que cuya perspectiva teórica solo está sesgada por el racismo, la transfobia, el clasismo y el colonialismo. 

En la Educación Social tenemos un elemento fundamental que pueden empoderar a las trabajadoras sexuales en la lucha por sus reivindicaciones: escucha activa. Las educadoras y educadores sociales NO debemos tomar la palabra en nombre de las trabajadoras sexuales, JAMÁS, porque nuestros sesgos al final más que empoderar, las perjudican. Al igual que las trabajadoras sexuales, cualquier colectivo en situación de extrema vulnerabilidad debería tener la palabra y alzar la voz para que sus reivindicaciones sean escuchadas y puedan hacerse realidad. 

El feminismo institucional tipo PSOE e IU no deja de ser un feminismo blanco, burgués, tránsfobo e institucional que ignora a las trabajadoras sexuales y sus reivindicaciones. Porque el problema NO está en el trabajo sexual, sino en el sistema institucional racista que impide que las personas migrantes puedan acceder no solo a un trabajo distinto al trabajo sexual, sino también a otros derechos fundamentales como el tener una vivienda digna, por ejemplo. De todo esto el abolicionismo actual ni se preocupa, solo trata de criminalizar no solo a los clientes, sino también a las propias trabajadoras sexuales, que en numerosas ocasiones se sienten acosadas y censuradas por esta corriente, por ejemplo en el caso de una charla en la UAL en marzo de este mismo año en el que una abolicionista como Barbijaputa intentó CENSURAR a través de un boicot (en plena democracia intentar censurar es lo más antidemocrático que hay), tal y como denuncia el Sindicato OTRAS en X. 

Seamos sinceros/as/es el abolicionismo actual, tal y como está configurado por el feminismo institucional es totalmente INCOMPATIBLE incluso con los Principios Deontológicos de la profesión y que solo perjudica a las reivindicaciones de las trabajadoras sexuales frente a un sistema administrativo e institucional racista y clasista. Deberíamos reflexionar y dar voz a quiénes de verdad deberían tenerla. 



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