Contra el acoso escolar, más Educación Social



No sé si habréis sentido alguna vez que al entrar del insituto o del colegio todo tu mundo se derrumba como si fuera un castillo de naipes. No sé si alguna vez habéis sentido que al llegar del insituto a casa estuvieseis como en una especie de pesadilla en la que los propios compañeros te intimidan, se burlan e incluso llegan a amenazarte o agredirte físicamente si lo dices a los profesores y te sientes muy pequeña, indefensa y luego a legar a casa os ponéis a llorar y no os habéis atrevido a decírselo a vuestros padres por vergüenza o miedo; no sé si durante esa época habéis sacado malas notas en muchas asignaturas porque no os dejan estudiar o tienéis miedo de ir a clase. Pues ahora mismo, muchos jóvenes sufren acoso escolar por diversos motivos: por su orientación sexual, su identidad sexual y de género, su etnia, religión, por su discapacidad, físico, personalidad, etc.

El acoso escolar, a mi parecer no es un problema exclusivamente escolar, también es social; debido a una sociedad sin valores de respeto ni empatía. Una sociedad cada vez más competitiva para ver quién es el mejor en cada cosa, mirando cuáles son los cuerpos perfectos... y así podríamos seguir hasta mañana. Las familias y los medios de comunicación son responsables en gran parte de las conductas violentas que se producen en las escuelas e institutos. Aquí es donde veo la necesidad urgente de la Educación Social, en actuar acompañando al acosado/a y trabajando con el acosador para que su actitud no pueda repetirse, pero sobre todo, en prevenir las conductas violentas entre el alumnado, potenciar la empatía y fomentar el respeto entre e mismo. Esto es mucho más complejo que crear una asignatura específica, y es a largo plazo. Hay que seguir presionando a las Administraciones Públicas para reconocer e implantar la figura del Educador Social en todos los centros educativos a nivel nacional. Es cierto que hay comunidades autónomas en las que se reconoce la figura del Educador Social (Extremadura, Baleares, Castilla La Mancha y Andalucía) y otras que están empezando a implementarla (Canarias), pero queda mucho camino por andar en este tema. 

Aparte de la educación en valores en los centros educativos, desde las familias y en el ámbito no formal se debe fomentar los valores positivos que puedan reforzar una convivencia pacífica no sólo en las escuelas y en los institutos, sino también en la misma sociedad.






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